En 1943 nació el actual sistema de salud. El primero de enero de ese año se fundó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que habría de ofrecer servicios de pensiones y de salud a los trabajadores de la economía formal.
El 15 de octubre de 1943, se creó la Secretaría de Salubridad y Asistencia cuyo nombre tenía implícita una concepción asistencial, para atender principalmente a los mexicanos de escasos recursos.
El sistema de salud nació dividido al separar a la población entre aquellos que tenían derechos sociales perfectamente definidos a quienes llamó “derechohabientes”, y aquellos que eran sujetos a la acción asistencial del Estado, a quienes eventualmente se les denominó como “población abierta”.
Posteriormente y bajo esta misma división de origen, se crearon en paralelo otras instituciones de seguridad social. Entre ellas, fue creado en 1959 el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que ofrece cobertura en salud para los trabajadores al servicio del Estado.
Con la Reforma de Ley que estableció el SPSS, se imprime una gran innovación al sistema de salud en México ya que busca que se extienda a todos los mexicanos a través de la implementación de un nuevo sistema integrado por tres seguros públicos de salud:
Así, la reforma posibilita garantizar el derecho constitucional de la protección de la salud por medio del SPSS, el cual es el instrumento para financiar la atención de la población que carece de una relación laboral y, por tanto, hasta hoy excluida de las instituciones de seguridad social.
Con este tercer seguro público, como nuevo componente financiero del Sistema Nacional de Salud (SNS), se alcanza el ideal de la universalidad de la protección social en materia de salud, ya que el SPSS ofrece la oportunidad de que las familias no aseguradas qué estén interesadas, se incorporen a un esquema de protección social en salud operado de manera estatal, bajo la coordinación de la Federación.
De acuerdo con la OCDE, a pesar de la nueva reforma, permanecen retos importantes para su exitosa implementación, que requerirán medidas adicionales.
Primero, son necesarios recursos frescos para financiar la expansión del sistema al inicio del programa, para asegurar que su introducción esté acompañada de verdaderas mejorías en los servicios de salud. Por ejemplo, una oferta adecuada de medicinas es necesaria para asegurar que el Seguro Popular siga siendo atractivo. Parte de esos recursos adicionales puede venir de reducciones de los costos administrativos que son demasiado altos.
Segundo, la efectiva implementación de la reforma requiere asegurar que todos los estados tienen capacidades adecuadas de administración y de gestión para implementar las reformas. El fracaso en lograr esto incrementa el riesgo de desperdicio y de servicios de mala calidad, forzando a los individuos registrados a optar por salirse del Seguro Popular.
Tercero. Se necesita establecer mejores incentivos para los proveedores. El papel de los Servicios de Salud del Estado como compradores de cuidado de la salud debe estar claramente establecido y las instituciones deben ser financiadas considerando los servicios proporcionados. Se debe promover la vinculación entre la remuneración del personal y los objetivos del desempeño.
Y por último, pero no menos importante, el éxito de largo plazo del Sistema de Protección Social en Salud, dependerá, en primer lugar, en eliminar las barreras actuales entre las instituciones, y segundo, en extender el paquete de aseguramiento de salud del Seguro Popular a niveles similares con los que cuenta el sistema de seguridad social.